¡Salud, Pionero!

Ha pasado un tiempo desde la última vez que os escribí una de mis cartas, y más aún desde que hablamos en el Salón de la Cerveza de mi prima Mik-Magmar Rocasangrienta, en la bella pero calurosa Vindusan. Mis viajes, siempre por el estudio de los idiomas que se hablan en Voldor, me llevan por lugares maravillosos y fascinantes, extraños aunque hermosos siempre a su manera, poblados estos por culturas, todas y cada una de ellas, con sus lenguas, sus sistemas de escritura, y su particular forma de comunicarse. Y para seguir hablándoos de ello es que hoy os escribo.

En las profundidades de esa frondosa jungla del norte que se conoce como el Bosque de Ámbar, como guardianes de la espesura desde los tiempos en que el Peregrino Sathnamil gobernaba la zona, moran los Arainas. Perturbadores seres de cuatro brazos, pequeños ojos extraños, cuerpos alargados y bocas llenas de dientes como dagas, los arainas han medrado de manera diferente a otros pueblos de Voldor, y esto se refleja en su particular lengua.

Rasgos del habla

Los rostros de los arainas carecen de labios al uso, así como los rasgos fisonómicos más comunes en la boca y, lo que es más importante, tampoco poseen cuerdas vocales. Este rasgo define que el habla de los arainas carezca de sonidos sonoros, es decir, no se producen por la vibración de las cuerdas. Sin consonantes sonoras, las vocales se producen por la forma en que colocan la boca, así como unas membranas quitinosas a modo de labios, sin vibración de las cuerdas, solo dejando soltar el aire a través. Para el reto de razas, esta lengua es extremadamente difícil de hablar. Aunque poseen sonidos consonánticos, todos ellos sordos, esta lengua también posee clics o chasquidos como parte del habla, que solo pueden reproducirse con exactitud mediante las mandíbulas y quelíceros que poseen en sus fauces.

Rasgos de la escritura

Acostumbrados desde hace siglos a realizar inscripciones en tablillas de madera y tablas de piedra, los arainas representan sus sonidos y clics mediante “letras” formadas por un máximo de 8-9 trazos o ángulos —como las extremidades y el tronco de un araina—, inscritos en una forma cuadrada, a lo largo de renglones delimitados por líneas rectas. Su escritura va de izquierda a derecha cuando es horizontal, y de arriba a abajo en inscripciones verticales. Estos símbolos, recogidos en el alfabeto que los arainas denominan Akef, por los primeros cuatro sonidos del mismo, se inscriben en sus cuerpos queratinosos como escarificaciones a modo de marcas corporales tribales y de identidad, que se curan con el tiempo. Como excepción en su lengua escrita, los arainas usan la lengua élfica para escritos en papel con tinta, mucho más curvilínea y sinuosa que la suya propia, y la cual son capaces de imitar de manera excelente, debido a la notable movilidad de sus manos.

Y por hoy quizá ya es suficiente. Oigo voces fuera de la cabaña y temo que haya que recoger a toda prisa mis bártulos de escriba y escribir en otro lugar. ¡Quizá, en la copa de un árbol! La próxima vez que nos veamos os enseñaré la tabla que he diseñado con el correspondiente sonido a cada símbolo del Akef.

Cuidad bien de mis cartas, amigos míos.

Üttehpils! (1)

 

 

OSRIC ROCASANGRIENTA,

Cryptolingüista del Instituto de Lenguas de Vadania

 

(1). Expresión de la lengua enana que viene a significar «Pronto nos sentaremos al calorcito a tomarnos una buena cerveza!», y se usa a modo de despedida, sobre todo en cartas.